lunes, 31 de octubre de 2011

Los Imperios portugués, español e italiano

Los Imperios portugués, español e italiano

     Los imperios antiguos tienen otro concepto de dominación territorial, que no corresponde al colonialismo decimonónico de concepción anglosajona. El imperio colonial tradicional es una prolongación del territorio metropolitano, mientras que el imperio colonial anglosajón es un territorio para explotar económicamente.
     La conservación, o el incremento, de los territorios imperiales de los viejos Estados dependen, sobre todo, de los juegos de poder entre las grandes potencias del momento, Francia, Alemania y Gran Bretaña; más que de la voluntad de conservar o expandir el imperio de los demás países.
     Italia es la única nación (si consideramos los escasos territorios dominados por las antiguas repúblicas italianas) con un imperio antiguo que incrementa su territorio colonial, gracias al juego de intereses entre Inglaterra y Francia, con lo que consigue dominar Eritrea, Somalia y Libia. 

Se denomina Imperio español o Monarquía universal española1 (comúnmente simplificado como Monarquía hispánica o Monarquía española) al conjunto de territorios de España o de las dinastías reinantes en España. Alcanzó los 20 millones de kilómetros cuadrados a finales del siglo XVIII, aunque su máxima expansión se produjo entre los años 1580 y 1640, durante los reinados de Felipe II, III y IV. Durante los siglos XVI y XVII creó una estructura propia no llamándose imperio colonial hasta el año 1768,2 siendo en el siglo XIX cuando adquiere estructura puramente colonial.

No existe una postura unánime entre los historiadores sobre los territorios concretos de España porque, en ocasiones, resulta difícil delimitar si determinado lugar era parte de España o formaba parte de las posesiones del rey de España, o si el territorio era una posesión efectiva o jurídica, en épocas que abarcan siglos, incorporados de forma distinta, heredados o conquistados, y en las que no estaban igualmente definidas la diferencia entre las posesiones del rey y las de la nación, como tampoco lo estaba la hacienda o la herencia ni el derecho internacional. A pesar de todo, el que la Monarquía Hispánica fuera una monarquía autoritaria, casi absolutista, hace que la tesis más lógica sea la de que todas las posesiones del rey, eran posesiones de la nación. De hecho no se puede hablar de una separación de escudo estatal y escudo real hasta bien entrado el siglo XIX, lo cual pone de manifiesto que el rey de España era prácticamente lo mismo que el estado, atendiendo a las delimitaciones del régimen polisinodial por el que se regía el Imperio español.

El Imperio español fue el primer imperio global, porque por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes, las cuales, a diferencia de lo que ocurría en el Imperio romano o en el carolingio, no se comunicaban por tierra las unas con las otras.

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